Mujeres de distintas culturas dan la espalda a los roles tradicionales, optan por la independencia emocional y económica, y retrasan, o derechamente rechazan, el matrimonio. Un vistazo a esta realidad, que muchas ven como un gran paso en la lucha por los derechos de las mujeres, en países tan disímiles como China y México.(Mhoy) El concepto de familia unipersonal comienza a gozar de una buena aceptación entre las mujeres de diversas civilizaciones determinadas por la modernidad occidental, no sólo porque está considerada algo así como la última moda en las nuevas generaciones, sino también porque denota la independencia económica y emocional conquistada por muchas jóvenes mujeres que luchan por conseguir un nuevo rol en la sociedad actual. En el lejano oriente, las mujeres chinas gradualmente se han incorporado al estilo de vida occidental: se están independizando de sus familias para ir a vivir solas y retrasan el matrimonio, fenómeno que se da especialmente entre las denominadas mujeres de "cuello blanco", aquellas féminas dedicadas a los negocios. Todo esto en una sociedad donde durante siglos fueron consideradas como ciudadanas de segunda clase. Al otro lado del mundo, en nuestro continente, María Antonieta Barragán, autora de "Soltería: Elección o Circunstancia", (libro que por cierto recomiendo ampliamente) observa un fenómeno similar en México: importantes grupos de mujeres profesionales, autosuficientes económicamente y que bordean la treintena dicen derechamente no al matrimonio.
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